La portada de la sacristía está atribuida al maestro jerezano del siglo XVI Francisco Rodríguez. Se resuelve mediante un vano adintelado que apea en pilastras cajeadas sobre el que se ubica un tímpano en el que puede ver la figura del titular del templo, quedando todo coronado por un arco carpanel.
En el pasillo o tránsito que comunica la sacristía con el altar mayor, merece ser resaltada su portentosa y monumental bóveda. En una de las vitrinas podemos observar diferentes piezas de platería que se utilizan para el culto al Santísimo Sacramento, también podemos contemplar los relicarios de las once mil vírgenes de Santa Úrsula, cuyas reliquias trajo a esta parroquia la devoción de un soldado jerezano que había combatido con los Tercios de Flandes.
La monumental sacristía fue comenzada a levantar por Martín de Gainza a mediados del siglo XVI, siendo concluida por Hernán Ruiz II en 1564. Arquitectónicamente es de planta cuadrada, presenta en sus cuatro esquinas medias columnas de orden compuesto que sostienen el entablamento, en cuyo friso se encuentran esculpidos parejas de ángeles con atributos pasionistas y escenas del mismo tema. La cúpula, sobre pechinas con los evangelistas, se decora con casetones enmarcados por pizarra y se cierra con la imagen de Cristo bendiciendo.
Las cajoneras fueron talladas por José de Santiago en 1725. Los querubines que la adornan y las imágenes del Ecce Homo y la Virgen fueron realizados por Diego Roldán en 1733. Sobre estos muebles y adecuándose a los arcos del muro se disponen dos lienzos de finales del siglo XVII que representan La batalla de los ángeles y Jesús entre los doctores.